(Viene de la primera parte...)
Tengo un recuerdo muy especial del verano del 94, con los amigos, las salidas en bici, la playa, o el fantástico Mundial de Fútbol de Estados Unidos (no es el primero que recuerdo por edad, pero sí uno de los que viví más intensamente).
Tengo un recuerdo muy especial del verano del 94, con los amigos, las salidas en bici, la playa, o el fantástico Mundial de Fútbol de Estados Unidos (no es el primero que recuerdo por edad, pero sí uno de los que viví más intensamente).
Así,
entre partidos a las tantas de la madrugada y las repeticiones de los
mismos, las quedadas en grupo para emular las desventuras de los
Salinas, Caminero, Luis Enrique y cia. en megadrive fueron épicas,
con auténticos festivales de FIFA en los que los Roberto Idas, Pablo
Carreras o Randy Delucchi vengaban afrentas y codazos en la nariz de
los italianos.
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Lus Enrique tras la "caricia" de Tassotti |
Aquellas
tardes daban para un montón de anécdotas, como las broncas cuando
alguien se saltaba la prohibición de usar el truco de los goles, las
risas si el que controlaba a un jugador que iba a ser amonestado
empezaba a correr y veías al árbitro persiguiéndolo incansable por
todo el campo hasta que le sacaba la tarjeta, o una antológica
discusión porque “alguien” dio un tirón del cable y se quejaba
de que le habían desconectado el mando y por eso encajó un gol de
oro en una final, …
Pero mejor nos dejamos de batallitas, cerramos el show del descanso patrocinado por Blatter, y vamos con la segunda parte del análisis, esta sí centrada en exclusiva en el cartucho del primer FIFA…